domingo, 29 de julio de 2012

Metodologia # 2


Fuga de Cerebros

Introduccion: En este ensayo hablare sobre la fuga de cerebros ya que es uno de fenómenos más preocupantes y con mayor vigencia en el México moderno es la fuga de cerebros. Este fenómeno se define como la emigración del recurso científico humano hacia naciones del Orbe donde el conocimiento es mejor remunerado, recibe un estatus de distinción y reconocimiento social y en general, hay mejores condiciones de vida. Es un fenómeno sociológico con un profundo contenido humano que se vincula hacia la satisfacción de las necesidades vitales del ser humano para su subsistencia y supervivencia.

Definimos a la fuga de cerebros como el proceso emigratorio del capital humano mexicano que cuenta con alto cociente intelectual y formación académica de posgrado en mayor proporción hacia naciones receptoras a través de programas de intercambio académico, becas, fomento al mejoramiento del profesorado, consejo nacional de Ciencia y Tecnología o recursos propios. Este proceso emigratorio se caracteriza particularmente, porque las personas involucradas cuentan con alta capacidad de desarrollo intelectual y profesional, expectativas de altos niveles de vida basados en el fomento de sus capacidades intelectuales y cuentan con pocas o nulas esperanzas de ubicación laboral acordes a su alto nivel de especialización y dominio en el actual entorno de la economía y la ciencia mexicana.
Ahora si, comencemos a estudiar cada concepto de forma concreta para así llegar a la síntesis de un conocimiento nuevo.

Los llamados por el vulgo “cerebros”, son aquellas personas cuyo Cociente Intelectual es superior a la medida de 130 en el Cociente de Stanford Binnet. En la escala antes referida, las personas con cociente de 90 a 119 son consideradas de inteligencia normal; aquellos que tienen un cociente de 120 a 130, son brillantes. Y los superiores a 131, son considerados superdotados, integrando estos un selecto grupo en proporción de 2 entre 100. Por ende, si hablamos de mexicanos “cerebros”, es evidente que nos referimos a los mexicanos cuyo cociente intelectual es superior a 120 o incluso a 130 en la escala antes referida, implicando esto que tiene una gran capacidad para imaginar, crear, diseñar, instrumentar sistemas nuevos, construir estructuras de pensamiento, analizar, inventar, experimentar, implementar habilidades y generar innovación. Es decir, son las mentes que México necesita y de las que está comenzando a carecer en este momento histórico.

A la vez, es altamente trascendente que a nivel global se está imponiendo un nuevo tipo de inteligencia, la inteligencia emocional, entendida esta como la capacidad de asimilar emociones, agilizar la toma de decisiones basados en la empatía con otros seres humanos y sus necesidades comunes.

Otra definición de Fuga de Cerebros es la siguiente: “…es la emigración de personas con un alto nivel académico, que buscan un ambiente más favorable para crecer intelectualmente y desarrollarse de forma integral en los ámbitos profesional y personal; el incentivo económico no es determinante o está en segundo plano.

El proceso de fuga de cerebros no sería tan preocupante si los actores involucrados no hubieran sido financiados en sus estudios con recursos del erario mexicano. La realidad es, que muchos de los becarios que México envía a diversos puntos del planeta con base en los parámetros de excelencia académica y altas puntuaciones cuantitativas, han costado al patrimonio nacional la suma de $100,000 millones de pesos, cifra la cual equivale a cuatro veces el presupuesto anual de la Universidad Nacional Autónoma de México, es el 25% de los recursos que ejerce la Secretaría de Educación Pública y constituyen el egreso de 20 mil profesionistas altamente calificados en el país anualmente.

Se estima además que la pérdida patrimonial calculada se deriva del éxodo de aproximadamente 575 mil mexicanos. Estas cifras fueron calculadas por el subsecretario de Educación Superior, Rodolfo Tuirán, en el contexto del Seminario Internacional Fuga de cerebros, movilidad académica y redes científicas, celebrado en nuestro país, donde se emitió la alerta por la posibilidad de que el desplazamiento del capital humano altamente capacitado hacia áreas donde hay mejores niveles de vida que en nuestro país origine profundas desigualdades en el desarrollo de la calidad de vida global, imperando contrastes agudos entre las naciones con sociedades del conocimiento que en aquellas donde apenas si se apenas se pondera la educación como factor del desarrollo más elemental.

Entre los factores que originan la Fuga de Cerebros, de acuerdo a las conclusiones del referido Seminario Internacional (México: 2009), se encuentran, La falta de oportunidades, el desempleo, la carencia de infraestructura que acoja a esos mexicanos, el círculo vicioso de la escasez de plazas en las universidades públicas y la oferta de mejores oportunidades salariales y de desarrollo en otras naciones son algunas de las causas de la salida de mexicanos talentosos, de acuerdo con funcionarios y especialistas,  A esta situación se suma que los indicadores económicos de México se encuentran a la baja en comparación con el lapso abril-junio de 2008, contrastando dramáticamente y en consonancia con el colapso de la economía capitalista mundial. De acuerdo al Centro de Estudios de Finanzas Públicas, en tanto que en el mes de mayo de 2008 la tasa de desocupación laboral era de 3.2%, en mayo de 2009, dicha tasa ascendió a 5.3% y sigue a la alza. A la vez, es perceptible la variación del índice inflacionario anual calculado sobre junio de 2008 porque este era de 5.3%, en tanto que en junio de 2009, dicho índice se calcula a nivel de 5.7%[6]. Los niveles de empleo han descendido de forma preocupante[7] y solamente el 37% de la población económicamente activa se desempeña en la profesión para la cual estudió. El porcentaje restante, incursiona en el mundo de las ventas al menudeo y al mayoreo a efectos de obtener dinero líquido para irla pasando. Los más afortunados, huyen del país, por contar con cocientes intelectuales que les hacen elegibles como mano de obra de lujo por su calidad y barata por su costo a países de primer mundo.
Al día de hoy, se calcula una cifra de cincuenta millones de pobres en nuestro país, resultado de las políticas económicas neoliberales extremas aplicadas durante ya casi dos décadas. Este estado de depauperación se agravará con la agresiva política fiscal emprendida para aumentar la base recaudatoria entre la población - es decir, aumentar los ingresos del gobierno a las arcas federales - y la incipiente elevada demanda de servicios educativos que procederá de los jóvenes que hayan abandonado por falta de recursos, la educación privada impartida en los centros universitarios del país.
Retornando al aspecto macroeconómico, la Educación Superior Pública en México pasa por uno de los momentos más amargos de su historia, al verse sometida – paradójicamente – una vez más a otro recorte presupuestal sucesivo al ocurrido en enero de 2008, cuando la inversión del Estado en Educación superior se redujo de 0.67 a 0.66 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), contraviniendo a todas luces las recomendaciones de la OCDE, el FMI y la UNESCO en torno al desarrollo de la Ciencia y Tecnología[8]. Al parecer, y debido a la construcción de consensos en redes de comunicación entre los diversos centros educativos esta tendencia se equilibrará ante los riesgos elevados de captación de esa juventud sin oportunidades por el crimen organizado, fiel del poder en México dados sus niveles de violencia, infiltración y corrupción.

Es necesario recordar que el reciente brote de influenza A1-H1N1 demostró cuan erróneas son dichas políticas públicas, toda vez que fue evidente la vulnerabilidad del sector salud en México al carecer de una estructura científica sólida que le ayudara tanto a la detección temprana como a la producción de medicamentos y antígenos que pudieran haber ayudado a prevenir los estragos de   dicha enfermedad, la cual fuere llamada, en muchas naciones, “la gripa mexicana”. A esta vulnerabilidad contribuye en gran medida también la pérdida del talento humano que ha emigrado al exterior por no encontrar, irónicamente, espacios donde ejercer la profesión y conocimientos, realizar las investigaciones y ahondar en los misterios de la biología y la patología modernas. Esta es una de las secuelas más evidentes de la fuga de cerebros en México. Aunado a ello, la inseguridad y la extrema violencia que se vive en nuestro país es un preocupante aspecto que no puede ser soslayado como factor impelente para las emigraciones de mano de obra altamente calificada y sus familias.

Conclusion: La clave, para prevenir y disuadir la fuga de cerebros reside en darle sentido y sustancia a lo que se está aprendiendo para aplicarlo en un contexto real, humano y posible, en su entorno profesiográfico: un para qué y un sentido en lugar de un proceso de memorización y discusión circular sin producir resultado alguno. Fomentar la comprensión y la identificación con la realidad en la que se vive y con la que se vive, en medio de un proceso de construcción de valores e identidad nacional, es el primer paso para construir un nuevo modelo de alumno de alto Cociente intelectual.

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